
He decidido retomar este diario virtual que tanto tenía abandonado. Dios mío, desde septiembre, desde que empezaba a hacer maleteas y despedirme de mi gente de Pamplona para venirme a los Madriles. Parece ayer y sin embargo ha pasado ya mucho tiempo. Que deprisa.
Atrás quedan los nervios de venirme a la gran urbe, las promesas con la gente que dejas allí, los miedos ante la apertura del curso, las dudas sobre el master y sus compañeros, la prueba de empezar a saber que es eso de convivir e independizarse.
Y las ganas de ciudad, de ver rincones, de conocer gente, de abrirme al mundo, de salir del pueblico. Y entonces llegó. De repente, ahi estaba, y cojí el tren. Con todas las fuerzas con las que sé, co toda mi ilusión, con la palabra alegría y felicidad escrita en mi rostro y en mis noticias. Una nueva sensación para mí, una pizca de realidad, de sueño cumplido. Y me dejé atrapar, sin dudas, sin miedo, totalmente convencido. Puedo decir, que fue feliz, como nunca antes.
Pero lo bueno no suele durar, y aquí estamos, intentando encontrar el camino. Recogiendo ilusiones, descubriendo que es eso de sufrir, impotencia. Y también decepciones, darse cuenta de que el tiempo, la distancia y la gente se separa. Que la gente no está ahi siempre para tí, que muchas veces solo estamos solos, sin nadie alrededor. Y la ilusión un día se vuelve rutina, y enfado, y estafa, y crispación. Y descubres tantas cosas, tantos sentimientos escondidos, tanta verdad llega a tus ojos, que duele ver las cosas tan de frente, sentirlas tan adentro. Descubrir que tu camino no era el que creías, que tal vez no sea tu sitio. Y levantarse, y aprender de la caída. Esforzarse por ver el lado positivo, crecer, madurar. Aferrarse a lo único que es capaz de hacerte sonreír.
¿Que hacer cuando la vida te lleva por delante? ¿ Como recuperar todo lo que se desvanece? ¿ Y si todo se trata de esto, de un simple sobrevivir? Ya no queda tiempo, sólo soy yo corriendo a contracorriente. Esperando que la rueda vuelva a girar a mi lado.
2 comentarios:
Creo que a todo esto se le llama crecer.
Yo también he vivido lo mismo que tú. Pero cuando las heridas se vuelven cicatrices, te recuerdan todo lo que has pasado y todo lo que has aprendido.
Exacto, crecer, con todo lo que esa palabra significa. Nunca había pensado de verdad en lo que la palabra crecer implica. Ahora creo empezar a saberlo. Y asusta. Mucho. Asusta crecer. Pero sobre todo asusta pensar que crecer sea a base de golpes y no a base de felicidad. Me gusta aprender, sí, aprender suena mucho mejor que crecer.
Gracias por tu comentario.
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