domingo, 30 de marzo de 2008

Claudia


Pí, pí, pí. El sonido de la cama de Erika era bastante molesto. Tumbada sobre la cama la miraba, miraba a mi amiga. Y quise parar el tiempo, pedirle disculpas para sentirme mejor. Lo siento.

Creía que ya no venías, tenía ganas de verte.
Tenemos que dejar de hacer esto, sabes que no esta bien, yo tengo una mujer, tú solo eres una joven y yo......

Nervios, tensión, adrenalina, excitación. Eran muchos los sentimientos que sentía cuando todos los días tenía ese encuentro con él. Pero no amor, el no era amor. Por más que yo lo deseaba, por más que yo esperase en su despacho, nunca llegaba ese amor. La revisión del examen, las miradas, mi pequeña sonrisa a medio tono, su penetrante mirada, su falta de afecto. Su necesidad de escape, se cruzó entre mis piernas. ¿Nunca habéis sentido que estabas haciendo algo y al mismo instante sabes que no esta bien, que no te conviene? Que te destrozará. Yo lo sabía, y áun así, aquí seguía, esperando en estas cuatro paredes, a que él me viera, me viera con toda mi plenitud.

Erika no sabe nada, no me atrevo a decirselo, ella vive en su mundo, y aunque cree que me conoce, no es cierto. Nunca le he importado, sé que no lo entendería. ¿Acaso alguien con fama de zorra puede soportar que otra lo sea más? Pero que guapo está dando clase. Lo mejor es que me vaya a casa, es pronto, y necesito dormir. Menudo día hace, creo que el viento me va a terminar por revolver mi ropa. ¿Que es esto? ¿Una carta?

Fue mi perdición. Que chocara esa hoja en mi brazo. Una hoja había salido volando de algun lado y se había chocado conmigo. Cuando ví que Marta había escrito una carta de amor me quedé atrapada. Yo nunca he escrito cartas de amor, pero esta, esta tenía algo.

Los días pasaron y Miguel estaba frío. Su coche siempre albergaba pasión y distanciamiento. No puedo dejarla Claudia, no puedo hacerle esto, y más ahora. No la quieres, no sigas con ella. Tampoco te quiero a tí. Directo como la lluvia que amenazaba los días. las noches se me hicieron eternas, y yo no podía despegarme de esas líneas, de esa verdad, de esa realidad....

La evité, no quise juntarme con ella esa mañana, por que en cierto modo sentía que la estaba traicionando. Sin embargo, ese día, era el día de los encuentros femeninos. Allí estaba yo, sentada bajo el tranquilo calor del café de ese lugar. Observando, estudiando, midiendo. Realizando el mismo y repititivo sistema de todos los jueves. Era más fuerte que ella, necesitaba hacerlo, verla trabajar. Verla en su cotidianeidad. Y la vio guapa, la vio sexy, la vio insuperable. Laura era la mujer que ella nunca sería para Miguel. No podía luchar contra ella, viendola así, tan natural, le parecía imposible intentar rivalizarla. Tan amable con ella, Claudia no pudo evitar emocionarse.

Pudo repetir cada palabra de Marta camino a la universidad. Pudo sentir cada fuerza y sentimiento que brotaba de ese escrito. Y pudo sentir dolor, dolor de verdad. El despacho estaba más frío de lo normal. Miguel se apresuró a abrazarla mientras le desvestía, pero ella le frenó. Tienes razón....no puedo seguir con esto, no así, no contigo tan lejos, no con una mentira, no con Laura siendo tan perfecta, no puedo.....

Y salí, salí de esa habitación con el mismo vacío que ahora se apoderaba al salir de la habitación de este hospital. Y busqué, la busqué. Oye Marta, ¿tienes un segundo? Sí, ¿que te pasa Claudia, estas llorando? No me pasa nada...yo solo.....quiero devolverte una cosa.....toma, tu carta, la encontré hace unos días y....pensé que debías tenerla.....no te preocupes, que no diré nada.....y...

Ojalá algun dia alguien me escriba cosas así...inténtalo Marta, díselo todo

El hospital parecía estar mojado como aquel día. Mi vestido verde apenas destacaba entre el mar de gente merodeando. Y entonces, su olor vino a mí, pude apreciarlo. Miguel estaba frente a mí.

lunes, 24 de marzo de 2008

Erika (II)


La lluvia de nuevo. Golpeaba su rostro, su vestido blanco, su esperanza. Aquella noche el aire estaba muy frío. No podía sentir nada. Solo dolor. A lo lejos oía las suaves melodías de una fiesta agitada. Hace unos minutos había salido de allí corriendo. Odiándose a sí misma. Por todas las cosas que había dicho esa noche. Por su mala suerte. Por que ya no tenía a Oscar a su lado. Por que esta noche el estaba en la fiesta con la chica del vestido rojo. Desde allí miró el cielo, y sólo veia gotas caer sobre ella. Y soledad. Mucha soledad.

Hacía mucho viento ese martes. Erika tuvo un mal presentimiento. Desde que Oscar saliera de su casa, hasta esa parada en el bar, hasta aquella siesta en la puerta del Aula. Todo parecía indicar que ese, no sería su día. Oyó a Miguel al otro lado del pasillo y se despertó de pronto. Cuando horas después, Marta salió corriendo de la clase, sintió despertar de verdad. ¿Qué hace esta loca? Pero entocnes sucedió. A los minutos fue Oscar quién pidió permiso para salir de clase. Erika sintió, en ese momento, que lo había comenzado a perder.

Más lluvia y más viento. Las semanas pasaron lentas, implacables contra ella. El chico por el que suspiraba se ocultaba entre excusas invisibles. El cartel de fiesta de campus brillaba por los pasillos y Erika sentía que los pasillos querían encerrarla, huir de ella, ponerle trabas. Oscar se perdía en la gente. Una noche, se perdió demasiado, y descubrió a su amiga Claudia, allí, en el despacho. Cuando vio a su profe Miguel teniendo sexo con ella sintió frío. Y después soledad, sentimiento de espía, de persona no invitada. Huyó, huyó todo lo que pudo. Ningún bar quiso devolverla a la cama. Sólo una llamada la consiguió devolver. Un nos vemos allí. Después de siete días, o más, nos vemos allí.

Erika salió corriendo, y en su cabeza solo veía a Marta correr despavorida. Y a Oscar saliendo detrás de ella. Esa imagen la perseguía, no la dejaba marchar. Erika probó a correr, tal vez así alguien saldría detrás suya, buscándola con ahínco. El café calentito le anunció un calor que necesitaba. Un calor tranquilo. Pero el espejo se empañó. Oscar soplaba muy fuerte desde el exterior. Y erika volvió a sentir frío.

Frío era el sentimiento que esa quedada le produciría. Frío era el suelo en el que yacía. Frío era el cubata de más que se bebió contemplando la corbata bailando con el vestido rojo. Frío era el hijo que Miguel presentó junto a su mujer en el campus. Frío era el hielo en el que ahogó su soledad. Su única amiga. Frío era el micrófono con el que anunció en mitad de la noche que Miguel era un cabrón por acostarse a escondidad con su amiga. Fría era la bofetada que Marta le dio cuando quiso decirle todos los secretos sexuales que Oscar había tenido con ella. Fría fue la mirada de él, de su él, cuando con rabia le escupió que se fuera de allí, pedazo borracha. Fría fue la lluvia mojando sus lágrimas saliendo de esa fiesta horrible. Y frío fue el suelo que acogió su golpe, frío fue el coche que se la llevó por delante y que la obligó a estar así, mirando el cielo, viendo como la lluvía la empapaba de soledad extrema.

Oscar (II)



Estas muy guapo.
Gracias Jaime, dijo Oscar mientras se colocaba bien su corbata. Esa noche era la fiesta y eso es lo que más deseaba en el mundo. Estar guapo. Sexy. Solo para ella.
Nos va bien. Llevamos unas semanas, pero recuerda que tu de esto no sabes nada eh? Si se entera Marta que te he dicho que estamos juntos, me mata. Ha de ser sorpresa.
No te preocupes, que seré una tumba......oye ¿y la quieres?
Oscar se volvió para mirar a su mejor amigo. Por supuesto, sé que suena raro en mí, pero la quiero. Por cierto, que querias decirme? Llevas días queriéndome decir algo. Cuentame.
Bueno yo......

Luis entró por la puerta interrumpiendo. ¿Nos vamos? Tenemos que pasar antes por casa de nuestras chicas, o nos damos prisa, o no llegamos a la fiesta. Creo que va a llover.
Adelantaros vosotros, antes tengo que hacer una cosa ¿vale?
¿No vas a ir a por Erika? Yo tengo coche puedo ir a por ella y a por Claudia....
No...no voy a ir a por Erika.....nos vemos allí

Una semana antes había pronunciado esas mismas palabras. Nos vemos allí. Erika esperaba sobre el cálido aguardar de una cafetería con bollos calientes. La miró. Unos segundos por la ventana. Quiso no tener que hacerlo, no decirle esas palabras. Pero se lo debía a Marta, y lo más importante, se lo debía a él mismo y a ella. Ahora que voy camino a casa de Marta no puedo dejar de recordar en mi mente aquella escena. Esta esquina, este café.
¿Por qué fuiste detras de ella? ¿Qué pasó esa mañana? Dímelo, sé que me has llamado para hablar de esto....
Me escribió una carta...las palabras que tanto había buscado, tanto había esperado.....
¿Es ella?
Ella es.....voy a ir con ella a la fiesta del campus....lo siento...creí que....
No pude decir nada más. Ella se marchó inmediatamente. Y ahora ahí estaba yo, sobre ese ventanal del café, mirando la escena. Se va a hacer tarde, y ella no merece esperar.

Por fin llegó a casa de Marta. Y la vio bajar por esas enormes escaleras. La vio sonreír con su vestido rojo. Que guapa estaba, le había superado con creces. Ella le miró, como si no acabase de creerse lo que estaba pasando. Oscar no olvidaría nunca este momento. Verla así, después de semanas de tensión escondida, amor fugaz, verla así, tan disponible, tan suya....le emocionó.
Marta le alcanzó y se dieron la mano. Parece que va a llover soltó. Oscar la abrazó. Esta noche todo va a ir bien, ya lo verás.

domingo, 23 de marzo de 2008

Marta (II)


Comenzó a llover. Justamente en ese momento. Marta miró con rabia las nubes que los estaban empapando sobre el patio. Oscar la miraba. Contenía sus lágrimas. A Marta no le importaba que se le mojara su precioso vestido rojo, no le importaba que la fiesta se hubiese acabado, no le importaba que estuvieran en mitad de la tormenta. Le dolía esa mirada. Esa situación. Ellos, enfrentados sobre el patio del campus. Mojando su amor, sus ilusiones. Aguantando la respiración de una discusión acelerada. No quería seguir escuchándole. Esta era la noche de los dos, ¿por que había tenido que estropearla así?. Miró a su novio que intentaba encontrar las palabras. Oscar la agarró del brazo y la beso con fuerza. Marta se dejó, no opuso resistencia y saboreó el beso mojado. El chico se apartó y esperó algo. Algo en ella. Pero Marta no podía decir nada, de repente, era ella quien no encontraba las palabras. Me escribiste una carta ¿recuerdas? Me la escribiste. ¿Te vas a ir ahora, así, vas a irte a casa? Marta seguía sin poder decir nada. Las sirenas de la ambulancia los inundó junto al sonido de la lluvia golpeando el suelo. No quiero que te vayas, no lo hagas, me escribiste una carta y yo....y yo....
Calla! No digas nada....solo vente conmigo.....Y le agarró la mano. Con la misma mano con la que escribió su amor.

Piiiii, piiiiiii.......el sonido del despertador la levantó de los sueños. Unas horas antes, Marta dormia placidamente en su cama.Era el gran día. Por fin la fiesta de fin de mes en el campus. La fiesta en la que ella y Oscar se presentarían como novios. Marta había estado semanas mirando en tiendas un bonito vestido que ponerse. Verde lima pero al final ganó el rojo pasión. Quería estar guapa. Llevaba semanas saliendo con oscar y estaba radiante. Miró por la ventana y vió nubarrones. Algo de viento. Pensó que tal llovería esa noche. Pero daba igual, lloviera o no lloviera, Marta estaba feliz y sonreía. Sonreñia como hacñia tiempo que no lo hacía. Recordó la carta, sí, así había empezado todo. Un martes, un martes cualquiera, con mucho viento. Sonó el teléfono. Seguro que era él. Sonrió con frescura y bajó rápidamente las escaleras. Su voz sonó muy bella esa mañana y Marta le regaló un buenos días lleno de fresas.

Lost 4x08 Conociendo a Kevin Jhonson



¿Todos merecemos una segunda oportunidad?
¿el beneficio de la duda?
Cuando las líneas del mal se desdibujan...¿que es lo bueno y qué es lo malo?
¿Como saber cuando estamos haciendo lo correcto? Lo mejor para todos....
¿Y si nos toca confiar en la persona que nos ha dañado?

A veces, nuestro deber se escribe con lo que les debemos a otros.

domingo, 16 de marzo de 2008

Miguel



Las temperaturas tenderán hoy a bajar. En la comunidad de Madrid se esperan grandes vientos y posibilidad de lluvia. Es martes y la radio anuncia un día gris. Gris también es el coche de Miguel. Gris también es su día. Menudo atasco. Odio los martes, todos los martes.

Miró a través del retrovisor. Observó a un señor caminar por la acera. Y quiso poder andar como el, escapar, moverse. Las siete y él todavía en ese coche, en ese atasco. Miguel apagó la radio. Bastantes voces hablaban ya en su cabeza. ¿Cuando uno debe pararse, pararse a pensar? Ana le dijo el pasado viernes que debían hablar. Que no estaban bien. Miguel lo sabía, hace mucho que lo suyo con Ana era un continuo martes. Sacó su cartera y echó un vistazo. ¿Quién era? Hace cuatro años no se sentía así, tan cansado, tan desganado. El cumpleaños de Ana. Antes de saber que no podrían tener hijos. Cuando áun andaba todo bien en ellos.

Miguel tenía un par de secretos. Los llevaba consigo, eran su escape, su echar a andar. La fuerza que le ahogaba, la ansia de cambia tu vida, ¿qué estas haciendo?. La maldita rutina en la que había caído, sin darse cuenta, sin apenas notarlo. Una lágrima se escapó de su mejilla. Y algunas chispas las nubes dejaron caer. Pensó en su maleta, esa maleta cerrada que llevaba en la parte de atrás. El discurso de ahora sí, ahora tu vida cobrará un giro. Su primer secreto.

Miguel no recordaba cuando el atasco se disipó. Ahora estaba allí, como cada martes, en ese frío pasillo de la facultad. Con su cartera, sus pocas ganas, sus pensamientos. Cuando buscó el pasillo que conducía a su despacho pasó por la puerta del Aula 6. Erika estaba allí, dormida sobre la puerta cerrada. Y miguel tuvo un escalofrío. De pronto estudió toda la tristeza que esa chica arrastraba. Un tic tac sonó en su móvil. Suspiró. Conocía esa llamada perdida.

El cambio, la aventura, el salir de lo establecido. Romper las reglas. Le esperaba en su despacho. Cruzó el pasillo y entró en su despacho. "No podemos seguir haciendo esto Claudia"

Siempre tú

Mírame, aunque parezca fuerte,
termino haciendo lo que quieres.
Aunque presuma de mi independencia
estás metido en mi cabeza.
Y es que no hago otra cosa que pensar en ti,
y sólo hablo de este tema,
que aunque me encuentre sola y vaya por ahí
tú vas corriendo por mis venas.

Pendiente de si quieres o no quieres más,
pendiente de tu vida y de dónde estás,
esto se escapa de mis manos...

[Estribillo]
Y cada día tú,
en todas partes tú,
en las sonrisas de otra gente me sonries tú.
Y mi sombra eres tú,
en todas partes tú
y en las miradas de otra gente se que miras tú.
Y cada día más si vienes o si vas
eres mi gusto, mi capricho y mi debilidad.
Y qué me has hecho tú,
que ya todo eres tú,
a fin de cuentas mi vida eres tú.

En todos los semaforos, por las aceras,
sé que te veo donde sea.
En medio de los coches, por las carreteras,
en mi retrovisor me esperas.
Colgado aquí en mi cuello como un talismán,
vives aquí como un ángel guardián.
Mi mundo, de repente, gira en torno a ti.
Oh! y tú me llevas....
Pendiente de la hora en que regresarás,
que si todo anda bien o alguna cosa mal.
Esto se escapa de mis manos....

[Estribillo]

Este amor que me alimenta,
Con mi vocación de loca
es el que deja mi vida en ti.
Este amor irreverente
es tranquilo y es urgente.
Hace que cambie todo por ti.

[Estribillo]

Lost 4x07 Ji Yeon



El matrimonio es un compromiso para toda la vida. Que díficil es a veces el sí quiero. En lo bueno y en lo malo. En la salud y la enfermedad. En la isla o en el exterior. Las circustancias pueden cambiar...pero el amor, ese es el que no puede cambiar.

Capítulo lento, de personajes, y con tres grandes revelaciones que esperabamos.......
Esperaremos ansiosos al siguiente.......

miércoles, 12 de marzo de 2008

Los PremiOS KINO



Muy bueno. Muy divertido. Así fue la gala de los Premios Kino de nuestra generación.

Nos llevamos un Kino, de los dos a los que optabamos. Ganamos a Mejor Actor Secundario. Iñaki lo valía y fue un honor trabajar con el, con una persona tan maja y tan predispuesta, y tan amante del teatro.

Me alegro de haber dado con todo esta gente, a la que tengo mucho cariño y con los que he podido ser yo mismo, sin problema. Gracias por acogerme tan bien y hacerme sentirme como uno más. Es el mejor grupo del mundo.

Como colofón, cena con Luis pedraita, los profes de la facultad, los compañeros, Lluvia Rojo.....y de ahí al karaoke......que gran noche, qu gran recuerdo me llevo, que risas nos echamos con los vídeos coñas de la carrera, que bueno estuvo!

Ahi dejo las fotos. tengo más, las ire poniendo.

lunes, 10 de marzo de 2008

Jaime



Nueve. Cuatro. Ocho. Uno. Seis. Se detuvo. Sus latidos iban demasiado rápido. ¿Qué hacer? ¿Como se lo digo? Buffff que tonto estoy hoy, esto no puede ser tan díficil.....no pasa nada Jaime, venga que puedes, solo vas a pedirle que te acompañe a nadar....sí, eso, a nadar, llevas semanas haciendolo, y sabes que Oscar se ha apuntado varias veces......¿por que ahora no puedo decirlo de nuevo?
Diosssss pero que estoy haciendo. No puedo, no puedo llamarle. El otro día me puse muy nervioso cuando vino a casa. ¿Lo habrá notado? Mira que si se entera de que me fijé en su culo....

Lo he vuelto a hacer, me he excitado pensando en él....dios, es cierto, no puedo seguir negando esto...pero si el se enterara, joer, si el se enterara, dejaría de ser mi amigo. Nadie quiere ser la persona por la que sueñas cada noche, nadie quiere ser el amor imposible de su mejor amigo.

Aysssss bueno Jaime tranquilo, tu no estas haciendo nada malo, solo quieres ir a nadar con el, solo eso.....¿no? Bueno, sé que es más que eso, me gustaría mirarle todas las noches, ver sus ojos rfeljados en la luna del jardín, abrazarlo, aysss cuanto pagaría por poder abrazarlo y dormirnos así los dos, juntitos, con la respiración de cada uno, como aquellas noches de verano en los campamentos. Venga voy a llamarlo, me tengo que tranquilizar, venga, no pasa nada, que no note nada. Le digo de ir a nadar y ya está.....no va a pasar nada.

Nueve. Cuatro. Ocho. Uno. Seis. Tres......El teléfono suena. La voz grave de Oscar al otro lado. No, no puedo macho, es que verás....para jiji, espera....es que tío, me pillas ocupado...shhhhhh espera!....me oyes Jaime? es que tío....estoy con Erika....vamos para su casa, ya lo siento...otro día vamos sin falta eh..........

En la tele no echan nada. Los latidos poco a poco vuelven a su sitio. Tranquilo Jaime, ya está, no era tan díficil...bufffff ¿que he hecho?....que tonto soy, por un momento pensar que yo y Oscar......no, pero si el es hetero, ahora mismo estará teniendo sexo con Erika...con esa chica...buff...a esa le va mucho el mambo....lo que daría por que le dejara en paz a oscar......mejor me callo, deja de pensar en oscar joe, dejalo ya.....

Siete de la mañana. Aula 6. ¿Que hace aquí Erika? Y donde esta Oscar? ¿No viene con ella? que raro.....a ver si al final estos dos no........ahi viene, ahi viene.....joer que wapo está esta mañana....definitivamente me gusta, es que no tengo duda, el es mi chico.....aaaaa, eoooooooo, por que no me ve? este chico aun anda dormido......Eyyyyyyy....aquí, aquí, sí, sí, ven!

domingo, 9 de marzo de 2008

Erika


El sonido de la puerta sonó frío. Frío y vacío. Erika no pudo quedarse en la cama. Tuvo la enorme necesidad de mirar a través de la ventana y ver como Oscar se alejaba en dirección a su casa. Todo el calor del sexo se había disipado, solo quedaba frío y sábanas revueltas.

Erika salió a la calle en busca de algo en lo que pensar. Se puso su ropa sexy, aquella con la que había engañado a Oscar. Y recordó. Recordó la primera vez que tuvo que hacerlo. Engañar a un tío. Convencerle de que ella era un buen partido, un trozo de carne. Hace meses que Erika se había bautizado como guarra, como rápida y mortal, como ardiente. En realidad nunca supo si había sido ella o los demás los que le habían nombrado así. No, ella, fue ella. Su hermana mayor Marina. Aquella noche cuando llegó borracha del todo, supo que Marina le llamaba zorra. Que había traspadado el umbral, que había desvirgado su inocencia. Y su identidad.

Erika pasaba las horas allí, en la oscuridad del baile. Oscar se había fugado cuando pensó en Marta. Erika sabía que había otra, siempre la había. Abrió la puerta y se dejó llevar por la música. Las melodías que tantas noches entre semana había degustado para acabar en brazos del sexo débil. Alcohol y coqueteo. Excusas para no llegar a casa. Esta noche, excusas para hacer tiempo, luego iría a clase. Sergio la saludó desde la barra. Ron con coca cola. Buenas noches, ¿qué desea hoy? Lo que sea Sergio, lo que sea.

Frío también era el suelo del baño de la discoteca. Frías también eran las lágrimas del reflejo de Erika llorando. Fría la bofetada que su madre le dio antes de que ella se fugara de casa. Frías también fueron las palabras de personas mayores en relación a que ahora las visten como putas. Frío fue el desamor de Erika. Cubitos de hielo vestidos de calor sexual.

Aquella mañana hacía mucho viento. De camino al Aula 6, Erika tarareó canciones. Y buscó, entre su bolso, su mejor sonrisa pícara. Siete de la mañana. Aquí estoy.

sábado, 8 de marzo de 2008

Lost 4x06 La otra mujer


Todo el mundo tiene una debilidad


Cuando todas las miradas están puestas en tí, en tus decisiones, la soledad puede llamar a tu puerta.

jueves, 6 de marzo de 2008

Anatomia de grey 4x09 Estrellarse contra tí



En mi colegio suelen llamarlo experiencia fundante. Algo así como una revelación, un vuelco, un ver las cosas de otra manera. Algo que te marca, queda grabado en tu interior y te remueve por dentro.
A veces creemos que tenerla, es cuestión de buscar, de algo trascendental, de una experiencia super fuerte. Una situación límite.

Y nos olvidamos de que esos vuelcos, esos momentos pueden estar pasando ahora mismo. La gente. Con sus historias individuales, sus sonrisas, sus deseos, el sueño que tenía, el recuerdo, el gesto leve y amable, un buenos días.

Una ambulancia que choca frente a tí. Dos personas atrapadas, con su esperanza tambaleando. Un hombre que se siente solo pero que conserva su buen humor, a pesar de que sabe su destino. La fuerza del contacto, de sentirse apoyado, observado, acompañado. Alguien a quien veías todos los días y nunca habías reparado en ella. Una mirada, una promesa, la ilusión de poder contar la experiencia fundante. ¿Cuanto de fundantes podemos llegar a ser? ¿Hemos pensado alguna vez lo importantes que somos para otras personas? Que un gesto nuestro, puede ser toda una vida para alguien??

Aprendemos, echamos la vista atrás y reflexionamos. Necesitamos sentirnos acompañados, ser especiales, al menos para alguien. Para conocernos, y saber cuanto podemos dar de nosotros mismos.

Así que no se duerman, observen, sientan, padezcan, digan aquello que crean que deben decir, no tengan miedo a influir, sepan, que en cualquier momento, cualquier día, pueden ser toda una vida para alguien.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Oscar


El humo del cigarrillo se colaba por el techo de la habitación. Oscar deja caer un suspiro de satisfacción. A su lado en la cama, ella, Erika, sonriendole después de una hora de buen sexo.

A Oscar le encantaba el sexo, a decir verdad le encantaba ese momento, el cigarro de después, el buen sabor de que bien he estado. Todas las chicas se lo decian. Le decían que bien has estado. Te quiero. Pero Oscar eso ya lo sabía. Desde muy pequeñito sentía como todas le ponían ojitos. Ya se lo dijo su madre el viernes del cumple de la abuela. Pero que niño más guapo.

Oscar odiaba la palabra compromiso. Gustaba de encariñar a las niñas, darle placer, promesas, bonitos recuerdos. Siempre había sido así, siempre había otra esperando la llamada, ansiando su pasión. Erika estaba aguantando demasiado. Esa tarde, habían discutido, ya se sabe, eso de que no me haces el caso que merezco, apenas nos vemos, te noto raro. Oscar la había llevado a la cama. Y allí estaban fumando el furtivo sexo con el que terminaba el día.

Jaime le había telefoneado mucho antes. Para ir a nadar. Oscar había dicho que sí, pero Erika apareció formando una estela apasionante y pícara de la que Oscar no pudo escapar. Quedaban pocas horas para las seis, a las siete clase. Eso le hizo recordar que vería a Marta. Marta era la chica castaña de filas adelante en el AULA 6. Iba con él a clase de Biología. Luis le decía a Oscar que esa chica estaba colada por el. Al principio Oscar no le hizo ni caso, le había pasado tantas veces que no le resultó extraño ni atrayente. Pero entonces la vio. Vio la mirada que Marta le lanzaba todas las mañanas desde la fila tres. Y flipó. Flipó con la belleza que le producía una mirada suya, tan penetrante, tan ansiosa, tan maravillosa. Nunca antes una chica le había mirado así. Se preguntó si cualquier chica le habría mirado así antes, pero el caso es que se sorprendió con que nunca se había fijado. Delante de Luis y Jaime se hacía el duro. A esa me la tiro en una semana. Pero el caso es que a Oscar le encantaría adentrarse de otra manera en la vida de Marta.

Era él quien disimulado, la observaba desde la tranquilidad de las filas de atrás. Era él quién contaba los días de clase de Biología, o anotaba la línea de autobús aquella tarde en la que la vio bajarse a toda prisa con la funda de guitarra. Erika se revolvió en la cama. ¿En qué piensas? En que dentro de un rato estaremos en clase. Creo que es mejor que me vaya.

El sonido del despetador aulló. Siete de la mañana. Abro la puerta y allí está. Como cada martes, al lado de la ventana, con el pelo recogido y esa dulce mueca de nerviosismo. Y lo hace, me mira, me mira de esa forma, y la miro, debo hacerlo, me aferro a lo que mi apdre llama la mirada del tigre, le lanzo lo que puedo. Dios mio, me tiemblan las piernas. ¿Se habrán fijado los demás? Si supieran lo que Marta me hace sentir, estaré acabado. Pero que guapa es. Creo que se ha ruborizado. ¿Le digo algo?

Bufff menos mal que Jaime me espera al final de la clase. Me sentaré a su lado. Ayssss seré idiota, creo que en el descanso debo decirle algo.

En el momento cigarro. Los momentos cigarro, sí.

martes, 4 de marzo de 2008

Marta


El viento la arrastró.

Marta había salido aquella mañana dispuesta a todo. Se había pegado toda la noche reuniendo fuerzas, sumando valor. Nunca antes se había dado cuenta del intenso vacío que una noche de desvelo deja sobre el colchón. Nuevas sombras y ruidos parecían emerger de aquel nerviosismo.
¿Se lo digo? La pregunta agolpaba su mente, la revolvía, la agitaba.

El sonido del despertador aulló y Marta se lamentó con pereza de haber luchado contra su conciencia. Cualquier resultado del combate ahora se mostraba urgente. ¿Qué hacer? Un pie sobre la zapatilla, un paso y fuera ya de la cama.

A Oscar ya lo había visto antes. No fue ese cuatro de marzo tan especial como a primera vista parecía. Aquel día fue cuando ella se enteró de que lo amaba. De que sus ojos azules no podían tener otra dueña. De que cuando él tan sólo se acercaba, su mundo se ponía patas arriba. Marta estaba segura de que Oscar lo sabía. Que ella temblaba. Que ella le miraba todas las mañanas desde el otro lado del AULA 6. ¿Como evitarlo? Durante un tiempo Marta se imaginó haciendo sudokus, consiguiendo dominar su instinto de seguirle con la mirada, fijar con quien hablaba, analizar cada uno de sus gestos y sonreír sus chistes desde la lejanía del interpretar los labios. Marta nunca había logrado nada. Pero aquella noche sí, había logrado escribir todas sus emociones, plasmar todo el terremoto que su vientre sufría cada día, cada siete de la mañana.

Marta miró su cama con pena y agarró su carta. Lo había logrado, aquel día le daría la carta. Muy a su pesar, muy a extensas de Oscar, que esperaba ese momento. Marta lo supo desde que él le dijo buenos días rubita. Marta entendió que jamás podría con ese aire seductor, que tan bien manejaba. ¿Será cabron? Me tiene bloqueada, me tiene atrapada, me atrapó.

Seis y cuarto, ducha caliente. Desayuno rápido y adrenalina de postre. El tiempo anuncia a la chica que su tiempo se acaba. El tiempo se vuelve malo y comienza a nevar. No una nevada copiosa, sino una granizada aguada. Hiriente, saltona, cambiante. Marta comprendió que el clima había soñado con ella. Que esperaba ese momento.

Siete de la mañana. El chico de los ojos azules entra en el aula. La mira, sonríe, deja escapar esa leve mueca de triunfo y se pierde entre el fondo. Marta maldice su decisión y acto seguido saca su mano por la ventana. En su mano, la carta. La carta se marcha.

El viento la arrastró.

domingo, 2 de marzo de 2008

Lost 4x05 La Constante



Por mucho que pase el tiempo, hay cosas que nunca cambian.

Casi todos tenemos algo o alguien, que mantener, al que aferrarnos en los momentos díficiles.
¿El amor es una locura? ¿Hasta donde eres capaz de llegar por amor? ¿ Qué prueba es la definitiva para el amor? ¿Cuanto aguanta un amor?

La esperanza, la fuerza del contacto, de tener cerca a las personas que queremos. Algo familiar, importante para nosotros. La eterna esperanza, el no rendirse, la lucha por nuestros sueños.

Tenemos mucha suerte de contar con varias constantes en nuestra vida. A espera de que aparezca la gran constante, hoy en día puedo decir que tengo varias constantes, gente a la que acudir, gente que a pesar de la distancia y del tiempo, sé que estarán ahí. Gente que me hace ser importante, me demuestran que me quieren, que les preocupo, que formo parte de su vida.

Un capitulo más interesante de esta serie. Y tengo que decir, que cada vez me gusta más cierto personaje intrigante que los guionistas nos han colocado.

A teorizar señores!!!